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OMC: un paso adelante

OMC: un paso adelante

El pasado 17 de junio, los Miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) concluyeron la Duodécima Conferencia Ministerial (CM12) y adoptaron el “Paquete de Ginebra”.

Más allá de la sustancia de los acuerdos, debe destacarse el compromiso que los Miembros reafirmaron con el multilateralismo y con la organización misma. La OMC depende de la voluntad de sus Miembros para obtener resultados y sus integrantes deben llegar a un acuerdo unánime para tomar decisiones. Hasta hace poco, se cuestionaba si la organización iba a lograr responder a los apremiantes retos que han venido afectando al comercio internacional, como la pandemia, la sobreexplotación marítima y una potencial crisis alimentaria. Se dudaba que los Miembros pudieran concertar posiciones en estos temas que combinaban comercio con otras esferas como el ambiente y la salud, en medio de un conflicto bélico y los efectos del COVID-19, lo cual ponía mucha presión en las negociaciones. La conclusión exitosa de la CM12 da un nuevo aire a la OMC y al sistema multilateral, aunque todavía queda muchísimo trabajo por hacer.


El Paquete de Ginebra

Lo acordado hace referencia a cuatro temas principales: subvenciones a la pesca; comercio y salud pública; agricultura; y comercio electrónico. En relación con el primero, se concretó el Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca, el cual es el resultado de un proceso de negociación de más de 20 años y el primer acuerdo de la OMC con objetivos ambientales. El acuerdo establece nuevas reglas para detener las subvenciones perjudiciales y proteger los recursos marinos de peces. Prohíbe las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada; a la pesca de poblaciones sobreexplotadas; y a la pesca en alta mar fuera del control de las organizaciones regionales de gestión pesquera. También establece obligaciones de transparencia que buscan mejorar el entendimiento de los apoyos gubernamentales al sector pesquero y permitir la vigilancia más eficaz de los compromisos del tratado. Al mismo tiempo, reconoce las necesidades de los países en desarrollo y menos adelantados y plantea brindarles asistencia técnica y fortalecer sus capacidades.

En cuanto a comercio y salud pública, se tomó la Decisión Ministerial sobre el ADPIC. La decisión aclara los alcances de la protección de la propiedad intelectual y las flexibilidades existentes en relación con las patentes de vacunas en caso de una emergencia sanitaria. Esta decisión fue motivada por la pandemia del COVID-19 y tiene como objetivo mejorar el acceso a las vacunas en circunstancias como esa.

En el caso de agricultura, el avance fue modesto, pero se tomaron dos decisiones: la Declaración Ministerial sobre la Respuesta de Emergencia a la Inseguridad Alimentaria y la Decisión Ministerial sobre Exenciones a las Prohibiciones o Restricciones a la Exportación en las Compras de Alimentos del Programa Mundial de Alimentos (PMA), las cuales son un reconocimiento al papel que tiene el comercio, junto con la producción nacional, para mejorar la seguridad alimentaria mundial, subrayando la necesidad de evitar restricciones y distorsiones a este comercio.

Con respecto al comercio electrónico, se prorrogó la moratoria para no imponer derechos de aduana sobre las transmisiones electrónicas hasta la próxima Conferencia Ministerial o, en caso de retraso, hasta el 31 de marzo de 2024. La llamada “Moratoria del Comercio Electrónico” se originó en el contexto del Programa de Trabajo de la OMC sobre Comercio Electrónico en 1998 y ha sido renovada sucesivamente. Sin embargo, desde 2018 India y Sudáfrica han objetado su renovación por sus implicaciones fiscales. En respuesta a este debate, los Miembros acordaron profundizar en el examen de su alcance, definición e impacto.


Implicaciones

El resultado más importante de la CM12 es, sin duda, el renovado respaldo al multilateralismo, tan debilitado en los últimos años por la falta de compromiso de parte de algunos de sus Miembros más influyentes. Asimismo, ha sido importante demostrar el papel relevante que sigue jugando la OMC como foro de negociación con capacidad para tomar decisiones y llegar a acuerdos. En palabras de la directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, se ha evidenciado que la OMC “es capaz de responder a las emergencias de nuestro tiempo” y da “motivos para esperar que la competencia estratégica pueda existir junto con una creciente cooperación estratégica”.

También es alentador que los Miembros se hayan comprometido a trabajar para reformar la OMC con el propósito de “mejorar todas las funciones de la Organización”. Los Miembros indicaron que la reforma se realizará a través de un proceso abierto, transparente e inclusivo, que aborde todos los intereses de los Miembros, incluyendo las cuestiones relacionadas con el desarrollo. Esto es significativo en especial cuando se considera que su sistema de solución de diferencias, la llamada “joya” de la OMC, se encuentra congelado en su etapa de apelación por el bloqueo de EE. UU. al nombramiento de nuevos jueces que puedan resolver los casos. Los Miembros se fijaron la meta de tener un sistema de solución de diferencias plenamente operativo para el 2024.

No debe subestimarse la importancia de que 164 Miembros hayan podido llegar a estos acuerdos en un momento en el que se atraviesa por conflictos bélicos con repercusión mundial, como la guerra entre Ucrania y Rusia, y cuando la OMC se enfrenta a debates muy complejos, como la parálisis y redefinición del sistema de solución de diferencias (y de la organización misma) y el concepto de “país en desarrollo” entre EE. UU. y China y la feroz competencia entre ellos. CM12 refleja una habilidad muy significativa de parte de los Miembros para poder elevarse sobre estos conflictos y abordar temas de interés común y de importancia global.

Esta capacidad de diálogo y negociación en temas que van más allá del comercio en sentido estricto es no solo una señal positiva para la OMC sino también para los esfuerzos que se hacen como respuesta al cambio climático. Para quienes critican -con razón en muchos casos- que lo acordado se quedó corto en la parte sustantiva, basta con recordarles el escenario que estaría enfrentado hoy el sistema multilateral si esas negociaciones hubieran fracasado.

Por Francisco Chacón y Valeria Tiffer

 

 

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